Recientemente me solicitó una aportación personal mi amigo Eduardo Parra, para una tesis que están preparando en la Universidad, en principio debía grabale un audio, pero escribir siempre se me ha dado mejor que hablar, así que aquí tenéis la ultima version de mi propuesta sobre la temática que me propuso:
El presente y el futuro de la Inteligencia Artificial
En los últimos tiempos se ha abierto un intenso debate que está dividiendo a investigadores, expertos y excéntricos de la informática en torno a la Inteligencia Artificial y cómo puede afectar al futuro de la humanidad en su conjunto.
geralt (pixabay.com)
La inteligencia artificial ya se utiliza para automatizar y sustituir algunas funciones humanas con sistemas físicos o digitales, como sistemas robóticos altamente eficientes en cadenas de montaje, o sistemas de gestión automática de procesos y relaciones con usuarios como los bots o chatbots.
Estas máquinas pueden ver y oír, responder a preguntas, aprender, extraer conclusiones, y resolver problemas. E incluso podrán ser capaces pronto de mejorarse a sí mismo, diseñar sus propios sistemas, incluso su propio lenguaje, o construir robots más rápidos que los que diseñan los humanos hoy. Según muchos expertos, un cambio así llevaría a una gran aceleración en los avances tecnológicos de todos los tipos, pero también a un tremendamente complejo paradigma que llevará a la creación de leyes y salvaguardas para evitar que se cree una nueva especie que pueda competir con el ser humano, situándose muy por delante de éste en capacidad cognitiva, bajándonos directamente del pedestal en el que nos encontramos actualmente, en la cima de la pirámide alimenticia y evolutiva.
Independientemente de estos sombríos augurios, la realidad es que la Inteligencia Artificial actualmente está todavía en su infancia, aunque progresa de forma exponencial, multiplicando la velocidad a la que se predecía en los inicios de la era de la informática mediante la Ley de Moore. En el momento de escribir este artículo se está utilizando la inteligencia artificial mayormente para acelerar procesos complejos y mejorar la productividad en empresas, también se utiliza para crear modelos predictivos en ámbitos múltiples, como la biotecnología o las predicciones meteorológicas, lo que muchas veces identificamos como Inteligencia Artificial, como los robots en procesos industriales o los chatbots en páginas web y apps, son realmente sistemas preprogramados con múltiples opciones en función de determinadas interacciones, por lo que no deberían ser considerados inteligentes, aunque lo parezcan.
El verdadero punto de inflexión de la Inteligencia Artificial se dará cuando todos los sistemas complejos que utilizamos sean de algún modo dirigidos de forma automática y sin ningún tipo de apoyo humano, cuando sean capaces de aprender y modificar su actitud en función de eventos no previstos o de crear nuevas soluciones a problemas no antes encontrados.
Será en ese momento en el que se deberán tener, con mucha antelación, sistemas de control y prevención de las posibles anomalías que se puedan producir al ser tomadas decisiones críticas por determinados sistemas, que puedan influir negativamente en nuestro entorno, incluso pudieran llegar a amenazar la vida humana en determinados contextos. Ya Isaac Asimov en su I Robot, predijo que las leyes de la robótica serían la única salvaguarda contra el total dominio de la humanidad por sistemas más poderosos e inteligentes que el el más inteligente y capaz de los humanos, Elon Musk y otros expertos en la actualidad no sólo corroboran, sino que retratan aún más sombrías aquellas predicciones e ideas escritas por genios como el propio Asimov o Arthur C. Clark en sus múltiples novelas y relatos de anticipación.
El objetivo último de la IA:
“Conseguir que una máquina tenga una inteligencia similar a la humana”
Ese, que parece tan concreto y fácil de pedir, resulta ser uno de los objetivos más complejos que se ha planteado la ciencia. En dificultad, es comparable a explicar el origen de la vida, el origen del universo o conocer la estructura de la materia.
La complejidad del cerebro es mucho mayor cualquier Inteligencia Artificial, la llamada singularidad (Una superinteligencia capaz de superar a la inteligencia humana) es una predicción con poco fundamento científico.
Si lo que nos interesa es saber qué camino lleva y por dónde va a navegar el futuro de la Inteligencia Artificial, qué novedades o cambios sociales y culturales depara, no tenemos más que mirar a nuestro alrededor y percibir cómo las predicciones meteorológicas reducen las víctimas en catástrofes naturales, o cómo los sistemas informáticos, vehículos y cosas en general están cada vez más integradas unas con otras, conectándose entre ellas y mejorando paulatinamente el rendimiento de cada una de ellas y del conjunto.
Tendencias como la domótica, el Internet de las Cosas, el transporte inteligente, los vehículos conectados, la eficiencia energética y la sostenibilidad son directamente afectadas por la utilización masiva del análisis de grandes fuentes de datos, la generación de modelos y algoritmos que permiten a sistemas de computación generar informes y ayudar a los seres humanos a identificar puntos críticos, nuevos márgenes de mejora en los ciclos productivos y a, en definitiva, aportar un nivel más de conocimiento más allá del que es posible con un grupo limitado de investigadores.
Ubicuidad y Disponibilidad de IA
Ciertamente, en los próximos años veremos un incesante goteo de nuevas soluciones, de nuevos sistemas y de nuevos productos, que saldrán al mercado perfectamente definidos y optimizados, conectados y conectables a otros sistemas que les permitirán autogestionarse, mantenerse actualizados y ser mucho más rentables y eficientes que versiones anteriores de esos mismos sistemas.
Descripción, Predicción y Prescripción
Atención al cliente y fidelización
Transportes y movilidad
El transporte es también uno de los espacios en los que brillará la Inteligencia Artificial: el uso de modelos predictivos, la próxima implementación de 5G y la computación de alta capacidad y velocidad en la nube facilitará el análisis y mejora de los problemas de tráfico, los vehículos inteligentes se harán realidad y todo el conjunto de la sociedad será beneficiada por unos sistemas de movilidad que no imaginábamos hasta ahora, la omnicanalidad que el mundo digital ha aportado al entorno del Marketing y la Comunicación será ahora también incorporada al transporte y la movilidad, reduciendo costes, mejorando la experiencia y gestionando complejas redes de comunicación físicas de forma totalmente optimizada.
Comunicación Omnicanal
Otras técnicas más clásicas de IA que irán mejorando e incorporándose los próximos años serán son los sistemas multiagente, la planificación de acciones, el razonamiento basado en la experiencia, la visión artificial, la comunicación multimodal persona-máquina y la robótica humanoide, introduciendo asistentes virtuales que podrán interactuar con el entorno físico que les rodee, identificando y reaccionando a múltiples formas de comunicación de nuestos clientes, facilitando así la accesibilidad, permitiendo a estos asistentes virtuales atender a personas con cualquier tipo de discapacidad o limitación.
Creatividad
Sensorización Biométrica
Ya estamos viendo sistemas biométricos incorporados en nuestra vida cotidiana y se espera que la tecnología evolucione hasta eventualmente, convertir nuestra cara o iris en el sistema de reconocimiento, acceso y garantía en muchos entornos en los que se requiera seguridad y control de acceso. Tarjetas de crédito, pasaportes, licencia de conducir o incluso pases para conciertos podrán estar vinculados a su cara, lo que permitirá que dispositivos de reconocimiento de patrones la reconozcan al instante. Esto puede hacer que las transacciones diarias sean mucho más eficientes, lo que nos evitará tener que esperar en fila en la tienda, banco o sala de cine.
Los Retos de la IA
El verdadero peligro de la IA está en la pérdida de privacidad. Para evitarlo deberíamos poder gestionar con total libertad todos nuestros datos digitales, restringir su uso y poder decidir a quién le permitimos el acceso y bajo qué condiciones, en su lugar, actualmente los hemos puesto en manos de grandes corporaciones sin tener ni idea de lo que realmente hacen con esos datos.
Aunque doy por hecho que no es posible utilizar ni sacarle el verdadero partido a la Inteligencia Artificial sin contar con esas enormes cantidades de datos, ello no significa que el conocimiento pueda obtenerse a costa de todo. Por un lado es importantísimo que empresas y corporaciones, gobiernos e instituciones apuesten por la total transparencia y el respeto por la privacidad de los ciudadanos, y por otro lado, es imprescindible educar a esos ciudadanos sobre los riesgos de la tecnología, formándose en las competencias básicas que les permitan controlarla en lugar de ser controlados por ella. Necesitamos ciudadanos mucho más informados, con más capacidad para evaluar los riesgos tecnológicos, con más sentido crítico y dispuestos a hacer valer sus derechos. Este proceso de formación debe comenzar en la escuela y tener continuación en la universidad, con una formación ética que les permita comprender las implicaciones sociales de las tecnologías.
Solo si invertimos en educación lograremos una sociedad que pueda aprovechar las ventajas de las tecnologías inteligentes minimizando los riesgos. La IA tiene sin duda un extraordinario potencial para beneficiar a la sociedad siempre y cuando hagamos un uso adecuado y prudente. Es fundamental aumentar la conciencia de las limitaciones de la IA, así como actuar de forma colectiva para garantizar que la IA se utilice en beneficio del bien común con seguridad, fiabilidad y responsabilidad.
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